Hola, hola, caracola... Estos días atrás han sido súper estresantes. Ha comenzado la temporada alta, y con esto el incremento de turistas. Si bien es cierto, muchos han contratado rutas previamente, pero otros, ya se han informado de la existencia de nuestra empresa y rápidamente nos localizan para no perderse uno de nuestros tours. ¡Hemos llegado a hacer 2 y 3 tours diarios! Así que… algunos días pueden llegar a ser agotadores, sin embargo, lo mejor siempre es el aprendizaje. Cada vez más nos nutrimos de nuevos conceptos del sector turístico, y aprendemos muchísimo de nuestros clientes: qué es lo que buscan, qué estarían dispuestos a visitar, cuánto a pagar por una ruta… la breve relación que puede mantenerse mientras ofrecemos nuestro servicio, es muy útil y agiliza nuestra labor posterior, para poder desarrollar nuevos productos turísticos inclinados hacia sus preferencias. Lo bueno de la ciudad, es que constantemente realiza actos, como un viaje hacia lo medieval, noche gratis en los museos… lo cual hace que los habitantes estén constantemente involucrados con el patrimonio histórico, cultural y/o natural así como motiva a que los usuarios turísticos vengan a descubrirlo. Quizás podamos decir que lo más caro aquí sea el alojamiento. Puede verse que no existe clase media. O bien eres rico, o eres pobre… Es necesario tener más de un puesto de trabajo y además, lo común en la mayoría de letones. En cuanto al transporte, es bastante económico, por 10 euros, hemos podido tomar autobuses, tranvías desde el 20 de marzo al 31 de mayo. Además, por tan sólo 19,90 se puede ir a Tallin o Vina. Y os digo, que con suerte, podemos conseguir billetes desde 10 euros con la compañía de autobuses Lux Express. Y por si fuera poco, si el dueño de vuestro piso es generoso, os facilitará gratuitamente una bicicleta, o podréis rentarla por 2 euros al día. Ogre, Jurmala, Sigulda, Rundale…cada rincón, cada lugar, hace que te enamores más de la Letonia. Con el paso del tiempo, la vida se nos hace más fácil aquí. Al final, les vas cogiendo el gustito… Sobre todo, si a tu lado cuentas con personas que has conocido y te toman como un letón/a más. Me adapté tanto al frío del invierno, que ya no siento el calor… Y, aunque nos inunde las nostalgia, y la vuelta a casa esté cerca, en nuestro corazón va a quedar un poquito de este país, que nos ha dado una de las mejores experiencias jamás vivida. |